Asunto: Conversatorio Con El Gocho
Gocho, en tu intervención desarrollaste un análisis desencarnado, frontal y sin concesiones sobre la crisis venezolana, resaltando la urgencia de entender el conflicto no en clave local, sino dentro del tablero geopolítico de Estados Unidos. Tu postura fue clara: Venezuela no es el centro del mundo, sino un peón dentro de la estrategia global de Washington contra sus enemigos, en especial frente al narcotráfico convertido en asunto de seguridad nacional. Allí, afirmaste, está la diferencia entre ver el problema como «judicial-policial» o como «guerra», categoría bajo la cual Trump lo elevó, comparando al régimen chavista con Osama Bin Laden, Saddam Hussein o al-Baghdadi. Según tus cálculos, el chavismo es responsable indirecto de al menos 260 mil muertes por sobredosis en EE.UU. UU., lo que desmonta cualquier visión de impunidad y legitima la acción militar.
Criticaste el decreto de «conmoción exterior» emitido por el régimen como papel mojado, pues Venezuela vive en conmoción desde el ascenso del chavismo. A tu juicio, lo trascendente no es la formalidad legal, sino la narrativa: dejar de ver al régimen como invencible. Llamaste a los venezolanos a mameluco con el miedo, recordando que las dictaduras caen cuando el pueblo deja de ver a sus opresores como intocables. Enfatizaste la importancia de combatir el relato , porque la guerra actual no es solo de armas, sino de símbolos y discurso. La oposición orgánica, dijiste, está corrompida o comprada, con la única excepción de María Corina Machado, que actúa en condiciones muy limitadas.
Sobre los escenarios de salida del chavismo, rebatiste dos: ni “no pasa nada”, ni salida pactada. Aseguraste que la probabilidad más alta es que Maduro salga «con las patas hacia adelante», no por maniobra nacional, sino porque EE.UU. UU. Lo veo como enemigo de guerra. En tu visión, cualquier negociación solo prolonga al régimen, al no alterar la estructura del Estado de derecho castrista implantado por Cuba. Con contundencia, planteaste que «sí se los van a cascar», por simple ecuación de seguridad nacional estadounidense.
También desnudaste la existencia del Cartel de los Soles : no como mito, sino como estructura de complicidad militar, desde el control de alcabalas hasta el transporte de precursores químicos y gasolina hacia los laboratorios. Según expusiste, nadie se desplaza por Venezuela sin la venia militar; por lo tanto, hablar de narcoestado no es exageración. Vinculaste este flujo con financiamiento del fraude electoral internacional, subrayando que el chavismo ha corrompido no solo la política venezolana, sino democracias extranjeras.
Finalmente, abordaste la manipulación migratoria como plan de desestabilización continental, denunciando que la diáspora venezolana fue utilizada para infiltrarse delincuencia en EE.UU. UU., similar a lo que hizo Castro con los marielitos. Cerraste con un punto medular: no quieres «democracia», porque en Venezuela ha habido elecciones de sobra, sino recuperar la República y el Estado de derecho, único camino para desmontar la impunidad del régimen y sus cómplices.
Gocho, en tu análisis planteaste una visión tajante de la realidad venezolana, dejando claro que la crisis nacional no puede entenderse únicamente en clave interna. Según tú, el verdadero ángulo está en la óptica de Estados Unidos, que ya no considera al régimen chavista un problema político local, ni tampoco un simple caso de narcotráfico policial, sino un enemigo de guerra directa. Aseguraste que la administración de Trump transformó el enfoque: el chavismo, al inundar de droga al continente, es responsable de cientos de millas de muertes de estadounidenses, lo que les coloca al mismo nivel de otros enemigos tratados con fuerza militar y no con tribunales.
Insististe en que el decreto de “conmoción exterior” firmado por Maduro no cambia nada, pues desde 1998 Venezuela vive en esa conmoción permanente. Lo relevante, subrayaste, es entender que el régimen no es invencible. Allí pusiste el acento en la guerra del relato: si el poder impone miedo y apariencia de intocabilidad, la oposición y la ciudadanía deben romper esa narrativa. Critica a la oposición tradicional, a la que considera cooptada, dejando como única referencia a María Corina Machado, aunque limitada por la clandestinidad.
Sobre los escenarios de salida, invalidas la opción de que “no pase nada” y también la de una negociación pactada. Tu tesis es que Maduro no saldrá vivo del poder, porque EE.UU. UU. lo trata como enemigo estratégico y no como gobernante incómodo. Matizaste, sin embargo, que si el chavismo cae, el desafío será reconstruir una República, pues democracia formal ya hubo, pero sin Estado de derecho.
Además, expusiste que el Cartel de los Soles sí existe, sustentado en la complicidad de toda la estructura militar. Para ti, esa red criminal es la verdadera base del régimen. Por eso concluye que lo que está en juego no es solo política, sino la supervivencia de Venezuela como nación libre.